VII
Remanente
Residuo que queda de una cosa, excedente, resto.
La palabra remanente es utilizada en la Biblia 47 veces, 45 en el antiguo testamento y 2 en el nuevo. Estas apariciones han hecho que la palabra remanente contenga en sí una serie de significaciones asociadas a los profetas y que incluso ciertos exegetas le atribuyan una suerte de conciencia, como si este remanente fuese un ser o una manifestación de la energía divina.
Generalmente se acepta que el remanente se refiere al pequeño número de elegidos que se mantienen en la gracia divina y se toma su existencia como el fracaso de la sociedad en profesar los mandatos celestes. Lo más probable es que la alusión al remanente se refiera al pueblo hebreo como el favorito de Dios, merced de la alianza mosaica. Esta condición, lejos de ser sencilla, es verdaderamente complicada, sobre todo en tiempos de los profetas.
El remanente hace alusión no a la totalidad del pueblo hebreo, sino a los “elegidos por dios” categoría que históricamente los mismos hebreos se han negado los unos a los otros. El problema comienza a la muerte del rey Salomón, pues sus hijos dividen al pueblo judío en dos. Y establecen dos reinos, Samaria al norte y Judá a sur, ambos con la pretensión de ser los herederos de la primera alianza, los elegidos por Dios. Historiográficamente a cada uno de los reinos se les menciona con el nombre de una fuente distinta, la fuente E para Samaria y la fuente J para Judá.
En el siglo octavo antes de Cristo, los Asirios, buscando una salida al mar mediterráneo, invaden el reino de Samaria y lo destruyen. Esta catástrofe política deja muy confundidos a los expertos en la voluntad divina, puesto que si los samaritanos fueron destruidos, era imposible que fueran los favoritos de Yahvé. La solución que encontraron los sabios de Judá fue simple y categórica: Los samaritanos fueron arrasados por que habían dejado de ser el pueblo elegido, la razón que adujeron fue que entre ellos había politeísmo y que esto había disgustado a Yahvé, quién como todos saben siempre ha sido un Dios muy celoso. Es conveniente precisar que antes de la conquista de samaria por los asirios, todos los hebreos eran judíos, pero a partir de la explicación divina de los hechos, los samaritanos dejan de ser judíos y esta denominación, con la alianza divina que implica, es apropiada por los habitantes de Judá.
Aquí comienzan las complicaciones relativas al remanente, puesto que los profetas bíblicos aparecen exclusivamente en el territorio de samaria y eran casi sin lugar a dudas samaritanos. Con lo que, siendo puristas desde una perspectiva hebraica, no pertenecían al pueblo elegido. Su actitud ante la catástrofe de su pueblo se puede resumir como una culpa cósmica ante la catástrofe y su profetizar como un acto de contrición.
Es cosa sabida que los hebreos, independientemente de la alianza de Moisés habían seguido adorando a diversos dioses y esta fe fue reinterpretada por los profetas Amós, Oseas e Isaías como un gran error teológico, propiamente es en esta época que el monoteísmo se arraiga en la conciencia del pueblo judío. Desde esta perspectiva histórica las alusiones al remanente son evidentemente una manera en la que los profetas arengaban a los hebreos que aún eran monoteístas y que constituían el residuo del pueblo elegido.
Después de esta digresión, explicaré que dentro de mi universo artístico el remanente es lo que se llama la huella del proceso, el residuo, la reliquia, el registro. Dentro de la mecánica de la creación, el artista genera un proceso inmanente. Mismo que se verifica, comienza y termina dentro de su cuerpo y/o conciencia. Este proceso no necesariamente debe dejar una huella como constatación de su existencia, de hecho, la inmanencia del acto creativo sólo tiene una cualidad interna, subjetiva e inexpresable. Sin embargo los residuos, como reliquias de esta cualidad ontológica del proceso de ser artista, son señalados arbitrariamente como remanentes, es decir, estos objetos, que por lo demás pueden ser bastante comunes, se convierten en un índice, una huella, que nos señala que “aquí hubo arte” o más precisamente “aquí estuvo un artista e hizo arte”.